Un lapicero en una mano virtuosa puede ganar más batallas que mil espadas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Hp Officejet 4.500 G510n-z o el gusto de imprimir



Han tenido que pasar años para darme cuenta de que imprimir podía ser una actividad muy hermosa, de lo cual no soy el máximo responsable, pues impresora que probaba era equivalente a impresora que me desesperaba.

No creo que me haya quedado muy lejos de adquirir fobia a este perverso objeto, pues era tanta la inquietud que me originaba, que en más de una ocasión pensé que su vida comenzaría a tener sentido cuando esta cayera desde mi ventana, fragmentándose en mil pedazos, mientras con una mirada vengativa la desafiaba a reírse más de mis deseos; o como popularmente se dice “ahora vuelves”.

Pero todo eso ha cambiado con la Hp Officejet 4.500 G510n-z, es tan cómodo su uso que ahora cada vez que se enciende me acerco a mirar su buen funcionamiento, diría incluso que el devenir de los folios por su estructura es precioso, al igual que contemplar el curso de un rio.

Por ello, si has de premiarte con algún presente por tu aumento de sueldo, buenas notas escolares, firmar un contrato sin igual con alguna empresa de NY, ligar más que nadie,… esta impresora no es mal asunto. Creo que en cuanto a número de hojas imprime algo menos, pero a la vez sus cartuchos son algo más baratos, lo que finalmente deja a su usuario en una situación algo parecida con respecto a otras impresoras, perdiendo quizás unas cuantas hojas, que quizás no sea tanta pérdida cuando se comprueba que cada copia es prácticamente buena, sin que se provoquen esos líos propios de las impresoras cuando deseas que la impresión sea a dos caras.

Por desgracia, toda esta publicidad no revierte positivamente en mi bolsillo, pero no quería dejar pasar esta oportunidad de destacar un objeto tecnológico que por fin funciona bien. No obstante, si usted es el jefe de HP y desea obsequiarme con otra impresora aún mejor, pues tendré aún más gusto imprimiendo, y si no es usted el jefe no pasa nada, al menos lo he intentado, y como dice José Mota: “eso ya queda ahí, este acto de valentía ya no me lo quita nadie”.


Gabusito :)

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